martes, noviembre 27, 2007

Corbata

Una vieja conocida me regalo una corbata, no es desagradable, pero es de esas que nunca usaría, intenta con la contundencia del agasajo inesperado, la dulce violencia de cambiarme; si ellas pudieran, nos reformarían algo a todos, quiero decir que nos estropearían, nos molturarían hasta las cenizas, para hacer desde nuevo, en su delirio, la obra de un midas de sastrería.
Un hombre siempre es otro mirado por una mujer y la corbata que te compran es reflejo de cómo te miran y de cómo te ven. Seda proyectiva.
Muchas mujeres necesitan un hombre toda su vida, alternativos o sucesivos, para regalarles corbatas en navidad o el cumpleaños.
Ellas insisten en el hombre débil, adolescente tardío, primero o eterno, con la corbata absolutamente equivocada, para en un gesto reclamable a futuro, imponer su voluntad rectificadora con un trozo irregular de jackard .

Nunca dejo que nadie compre la ropa que voy a usar, la ropa, como las mujeres y los trabajos, es mejor conseguirlos uno mismo.

Módicos cambios uno acepta, cede superficialmente; al cabo, las únicas que valen son las que me despeinan.


jueves, noviembre 15, 2007

Pedido

La alucinación pedía tomar el palacio de invierno, pedía una pasión mas, una innecesaria, como todas las pasiones al cabo.

El engaño fugaz pedía hacerse cargo de su vida y su mundo, abarcar todo, ser inevitable.

La cobardía pidió esa ceguera indulgente que no llega, puñal que se hunde en los cuencos y encuentra luz, otra vez sitiado en la pavorosa esclavitud de la derrota.

El deslumbramiento inusual que no se va, pide la misma envoltura de la primera vez, incluso con el desdén helado de la ultima mirada.

¿Por que no fui feroz? ¿por que fui delicado? La razón pide respuesta.

La obsesión pide permuta, pide nombre, y entonces, siempre entonces, me arrepiento de haberme conformado con tu voz, con tus manos, con tus ojos.

¿Por qué conformarse con la evidencia? ¿por que dejarme atormentar por tu ausencia de cristal?

La conciencia, la buena conciencia que pide y se asusta de la sangre.

Yo, que estoy pidiendo que vuelvas