miércoles, marzo 22, 2006

Estetico, Intelectual y Hedonista

Uno de los mas grandes exponentes de la literatura británica, tal vez el mejor, puesto que sobrevive airoso hasta las peores traducciones que son las españolas, Robert Louis Stevenson, decía:”LA COCINA ES UN TRABAJO ESTÉTICO, INTELECTUAL Y HEDONISTA”, ergo, una aceituna puede ser infinitamente más rica que un faisán. La aceituna en su forma, tamaño, color y sabor, puede ser más agradable al paladar que un faisán, no solo autárquicamente sino en las infinitas combinaciones de la mesa moderna.

En cuanto al trabajo estético, es mas bien poco lo que podemos agregar, la cocina es en un 50% un trabajo estético, sin llegar tampoco a la actitud extremada de la nouvelle couisine, esa verdadera estafa para engañar al estomago, que cuanto nouvelle riche anda suelto se ocupa en pregonar a diestra y siniestra, como la única comida (de pésima índole, ya lo sabes; como lo es también vilipendiarla como lo hago yo).

Cualquiera de ustedes, fecundas amas de casa, intentando satisfacer a la prole o tú, joven soltero o divorciado, que invitas a simpática pecosa (último recuento del puente de la nariz: 46) al flamante dúplex, sin duda te habrás visto en el aprieto de decorar un plato, tu mente galopando a la busca de un panorama agradable para la fuente que llevarás a la mesa. Aquí es cuando el trabajo se torna intelectual, al intentar combinar, pero esta racionalización no sólo se presenta en la recta final, sino que esta íntimamente ligada con la elección del plato; si eres ama de casa buscarás seguramente un plato nutritivo y económico, sin dejar de tener en cuenta los restos de la comida anterior, así nacieron el salpicón, algunas croquetas y porque no mencionar al insigne revuelto Gramajo; si eres aquel joven solo intentaras agradarle a la pecosa (el strogonoff no estaría nada mal, por cierto); tener en cuenta época del año, situación económica, gustos personales y generales, etc. Sin lugar a duda alguna la comida es un trabajo rematadamente intelectual.

En cuanto al hedonista, tomando al hedonismo como la corriente filosófica que intenta acercar el placer, la cocina es, o debería ser, exclusivamente placer. Como diría Mariano, placer deriva del latín placeo, places, placere, que tiene el mismo significado, y para referir su exacta acepción recurriremos a la sinonimia, Placer: alegría, gusto, deleite, gozo, alborozo, satisfacción. Placer es el término genérico universal, alegría es el placer del alma; gozo es la exaltación de la alegría; alborozo es la exaltación del gozo; deleite es el placer de los sentidos, de la sensualidad; gusto es el placer de los órganos y la fantasía; satisfacción es el placer del sentimiento del bien y del mal. Nótese que incluso son aplicables las definiciones, en riguroso orden de diccionario, a las fases de la mesa, perdón, de los placeres de la mesa, sentimos:

Alegría, al acercarnos a la mesa (con combinado o copa de champagne en mano, obvio).

Gozo, al compartir la mesa con amigos.

Alborozo, si esta la pelirroja (aquella de las 46 pecas), frente a nosotros, o su marido, bueno; pero no el de la pelirroja.

Deleite, cuando nos hace esa, sí ésa, caída de ojos y comienza el descorche

Gusto, al saborear los platos profusamente regados, claro.

Satisfacción, luego del café y el coñac, ejem...

Tengamos en cuenta la frase antedicha, cada vez que entremos a ese lugar cuasi sagrado, sinónimo de hogar, la cocina; tengamos en cuenta esas tres palabras respecto a la cocina “estético, intelectual y hedonista”.

1 Comments:

At 9:16 a. m., Anonymous Anónimo said...

me gusta mucho el post.
con la comida ocurre, a mi modo de ver algo similar a lo que pasa con la ropa: no importa lo que se cocina sino cómo se sirve, no importa lo que use sino còmo lo lleva.
todo se reduce a una cuestión de elegancia.

por las mañanas tomo café en una cafeterìa-vinería cuyo dueño es de origen francés.
lugar austero, pulcrísimo, con aroma a café que se siente desde la puerta.
el señor me saluda discretamente, y sabe que sólo tomaré un café y lo acompañaré con dos medialunas de manteca.
es uno de los momentos más placenteros del día.
adoro que no hable, que hayamos pactado una cuenta corriente inversa (pago por adelantado) y que todo siga igual cada día. allí no hay envejecimiento.
que tenga un buen dìa emiliano.

 

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